Fuera del rigor que se supone en este tipo de mensajes,
este discurso, tedioso para algunos -ordenó despertar a un plácido
diputado- estuvo también salpicado de algunas disgreciones, que ponen a
pensar a cualquiera...
Cuando
evocó la anécdota del regalo de navidad que le hicieron, de cinco
pijamas ... Preguntándose Maduro, ¿Como se enteraron que yo no uso
pijamas? es decir, duerme en pelotas, o al menos en interiores, y
dirigiéndose a Cilia pensando en una de regalarle a su consorte una
pijama, voló mi imaginación y pensé en el ex-presidente de Honduras,
Manuel Zelaya, a quien en el año 2008, los gringos sacaron en pijamas de
su residencia en Tegucigalpa, para secuestrarlo, llevarlo a la base
gringa Palmerola y luego, en un evidente maltrato a la dignidad humana,
lo dejaron en pijamas en el aeropuerto de Managua (Nicaragua)... pensé,
que Cilia, debe haber sugerido a algunos de quienes le compraron pijamas (de seda china, o de suave algodón peinado), en
prevención a que si los gringos deciden secuestrarlo de madrugada, no
vaya a aparecerse en pelotas, allá, donde quieran depositarlo.
Comentando
con amigos, surgieron otras ideas, como la de que si Maduro es el
campeón del diálogo, qué tal si llama a los duros estadounidenses, que
no quieren dialogar, a una "pijamada".
Otro
escarseo de la picaresca presidencial, cuando se refirió a sus
encallecidas manos de chófer obrero, no sabíamos que los volantes de los
autobuses, originan la sustitución de la "suave mano del intelectual"
por la ruda y áspera mano del obrero.
Pero lo hizo
en un momento dramático del discurso, para confirmar que ha actuado a favor de su "clase obrera" dolarizando la economía venezolana y que aún le
falta un 26% por dolarizar, pues todavía los avaros propietarios de los
dólares, no se atreven a poner en circulación sus billetes verdes, puros
de Pensilvania, para proclamar la victoria final de un Monroe WASP
(BLANCO, ANGLOSAJÓN Y PROTESTANTE), sobre un exánime y moribundo
Bolivar.
Proclamando ante la prensa mundial, a
través del periodista Ignacio Ramonet, que "entre el dólar y la
revolución bolivariana, no hay contradicción". (Mayor trasnocho de un
aprendiz de izquierda).
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